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Informe Construya N° 63 - Enero 2010 2ª Quincena

 

Comportamiento de los permisos de construcción en 2009
Por Lic. Pablo A. Lara de ESTRATECO Consultores

 

A lo largo de 2009, tanto la superficie autorizada para construir en los principales municipios del país (aunque el INDEC no incluya en este listado a uno de los principales tres, como es el caso de Rosario), que actúa como un indicador adelantado de la actividad de la construcción; así como la firma de escrituras, que es un indicador de actividad del mercado inmobiliario, registraron significativas contracciones. Las bajas se observaron sobre todo durante la primera mitad del año, período en el cual la incertidumbre sobre el futuro fue más elevada debido a la intensa campaña que se desarrolló de cara a los comicios para la renovación de legisladores nacionales. Durante la segunda parte del año los indicadores dejaron de caer en forma continua, y en algunos meses incluso mostraron importantes recuperaciones, pero siempre en un marco general de elevada volatilidad (‘de ida y vuelta’).

En períodos de fuertes turbulencias los agentes económicos adoptan principalmente conductas precautorias y difieren todas las decisiones postergables hasta que el panorama se aclare. Pues bien, la compra-venta de inmuebles, así como la decisión de ampliar el stock a través de la inversión en nuevas obras, son todas decisiones mayormente postergables y, en consecuencia, se ven afectadas cuando el nivel de incertidumbre es elevado y creciente.

Es cierto que los activos inmobiliarios son seguros y constituyen una alternativa de refugio en períodos de crisis, pero no son tan líquidos como las divisas, lo cual los hace menos atractivos para la mayoría. Por ello, en períodos de crisis la actividad inmobiliaria y los permisos de construcción siempre son inferiores a los de épocas normales.

 
 

A modo de ejemplo, tengamos en cuenta que en la ciudad de Buenos Aires, principal municipio del país, la firma de escrituras registró una contracción de 21,5% anual durante 2009 (que se sumó a la baja de 1,3% registrada el año previo) y se convirtió en el nivel más bajo de los últimos 20 años. Por su parte, la superficie autorizada a construir en este municipio cayó por tercer año consecutivo. En el último ejercicio la disminución fue de 34,7% (en 2007 había sido de 0,5% y en 2008 de 12,2% anual). 

 
 
Asimismo, la evolución de la superficie autorizada para construir en los principales 42 municipios del país describió un comportamiento similar al de la ciudad de Buenos Aires, aunque con una caída de menor magnitud. Con un dato menos disponible, este indicador volvió a retroceder en el undécimo mes del año pasado y entonces el récord del año marcado en octubre quedó por el momento como un dato aislado y no como un cambio de tendencia. En términos interanuales cayó 24,1%, con lo cual en los primeros once meses del año la contracción acumulada se elevó hasta 16,8% interanual.

En enero-noviembre de 2009 la superficie autorizada alcanzó un nivel de 7,44 millones de metros cuadrados, la que se ubicó 1,5 millones de metros cuadrados por debajo del nivel registrado en el mismo lapso de 2008.

Dentro de este conjunto, 33 fueron los municipios que experimentaron descensos en la cantidad de metros cuadrados aprobados, 28 de los cuales tuvieron caídas superiores a 10% interanual. En tanto, y a pesar del clima general, otros 8 municipios se vieron beneficiados con alzas de 117,4% (San Juan) a 2,2% anual (Ciudad de Salta). La ciudad de San Salvador de Jujuy fue la única que mantuvo el nivel de aprobaciones de los primeros once meses de 2008.

En función de lo expuesto, debemos resaltar una vez más que el desarrollo de la inversión en construcción requiere de la existencia de un horizonte de planeamiento bien largo, algo que es favorecido por la estabilidad institucional, política y macroeconómica.

Tengamos en cuenta que en las decisiones de inversión, que involucran elevados montos y extensos períodos de tiempo para su desarrollo, la disponibilidad de financiamiento y el costo del dinero desempeñan un rol central. Por supuesto que los shocks de riqueza positivos (como el que enfrentó el sector agroindustrial entre 2002 y mediados de 2008 y que generó un efecto derrame a nivel nacional) pueden sostener e incluso dinamizar el nivel de inversión pero por períodos de tiempo cortos, ya que la historia argentina nos enseña que los mismos son transitorios.

Y el impacto sobre la actividad de la construcción que tendrá la recuperación agroindustrial esperada para el año que se inicia será diferente de la observada en la fase expansiva anterior, debido a que en 2008 y en 2009 la ecuación económica-financiera de varias producciones agropecuarias se vio seriamente afectada por la sequía, la caída de los precios internacionales y el cierre de exportaciones de ciertos productos.